Comportamiento y Desarrollo Organizacional
Herbert Simon
James
March y Herbert Simon son dignos pioneros del movimiento cognitivo en las
organizaciones. En su trabajo titulado “Organizaciones” muestran como las
inadecuaciones de la burocracia- pueden paradójicamente - ser tanto una razón
para su perpetuidad como para sus eficiencias. Por Herbert Simon la tarea de
administración es tal que el individuo pueda acercarse lo más posible y en lo
más práctico, hacia la racionalidad en su toma de decisiones (en términos de
los objetivos organizacionales). Simon
es un distinguido científico en lo político y lo social y sus aportes han
tenido una fuerte influencia en varias disciplinas. Comenzó su tarea en la
administración pública y en investigación operativa. Profundizó en lo
relacionado con la toma-de-decisiones, haciendo uso de las computadoras como un
medio de simular el pensamiento humano.
Para
Herbert Simon el gerenciamiento es sinónimo de toma-de-decisiones habiendo
puesto foco en cómo se toman las decisiones en la práctica y como pueden éstas
decisiones llegar a ser más efectivas. Sugiere que en el proceso general de
toma-de-decisiones existen tres etapas principales:
· Encontrando
ocasiones en las cuales exista una decisión a tomar, lo que podemos asociar con
una actividad de inteligencia en el sentido militar
· Inventando,
desarrollando y analizando posibles cursos de acción, lo que podría denominarse
como una actividad de diseño.
· Eligiendo
un curso particular de acción de todas las opciones posibles, representando una
actividad “de opción / elección” u “optativa”.
Los
economistas tienen para ello un modelo del “hombre económico” que elige
racionalmente el mejor curso alternativo de acción posible con el propósito de
maximizar sus rendimientos, modelo éste que por supuesto se aleja de la
realidad, ya que sabemos muy bien que existe un elemento no-racional en el
pensamiento y los comportamientos de las personas. En base a ello es que la
necesidad de una teoría administrativa existe justamente porque hay límites
prácticos a la racionalidad humana. A su vez, estos límites en cuanto a la
racionalidad no son estáticos ya que dependen del contexto organizacional
dentro del cual se desarrolla la decisión individual.
Como
consecuencia de sus hipótesis Herbert Simon propone un modelo del “hombre
administrativo” en reemplazo del “hombre económico”. Mientras que el hombre
económico maximiza al seleccionar el mejor curso de acción de todas las
opciones posibles, el hombre administrativo simplemente “satisface” en su
esfuerzo por acercarse a una decisión que es suficientemente
satisfactoria. Según Simon en su actuar en el día a día el gerente
busca tomar y adoptar decisiones dentro de un rango de alternativas
satisfactorias que no necesariamente son las alternativas óptimas, y esto a su
vez, tiene implicancias más allá de los individuos lo que significa en la
práctica que también las organizaciones solamente llegan a satisfacer sus
objetivos lejos de su optimización.
Al analizar el proceso de toma de decisiones
organizacional que se realiza dentro de un contexto cambiante, Herbert Simon
realiza una distinción identificando dos polaridades: las decisiones pueden ser
programadas y también no-programadas.
Las
decisiones programadas se basan en el hecho que son repetitivas y
responden a rutinas en el día a día de las operaciones dentro de la empresa.
Esto hace que, ante una nueva acción repetitiva de algo que se ha hecho en el
pasado no genera la necesidad de una nueva decisión.
Cuando
se confronta una situación nueva y que es no-estructurada o también bajo
situaciones donde no surge claramente una única mejor opción (algo que fue de
gran preocupación para Frederick Taylor unos 40 años antes) nos encontramos
ante una decisión no-programada. La organización por más esfuerzo que haga para
encontrar una respuesta en su historia organizacional o individual, es muy
posible que no encuentre la solución óptima. No es casualidad que ante este
tipo de situaciones, de Cambio y Desarrollo Organizacional, las empresas
“traigan” recursos externos a la organización como un medio de asistencia y ayuda.
Conclusiones:
Herbert
Simon señala que la empresa del futuro ha de operar sobre la base de decisiones
programadas que a su vez son tomadas en la oficina automatizada que está a su
lado. Weber intenta demostrar que la organización burocrática es una respuesta
racional a las complejidades que se presentan en el accionar diario de las
empresas, va más allá del modelo “mecanicista”, ya que entre otras cosas,
estudia con detalle la relación entre la persona y su rol. Weber percibe a la
burocracia como un sistema adaptativo para hacer uso de habilidades
especializadas, y pasa por alto algunos aspectos relacionados con el carácter
del organismo humano.
Existen
muchas técnicas tales como investigación operativa, procesamiento electrónico
de datos, tecnología informática, simulación computarizada, análisis
matemático, comunicación digital las cuales inicialmente fueron utilizadas para
actividades rutinarias y operaciones programadas que fueron de aplicación para
el personal administrativo principalmente. Pero con el transcurso del tiempo
cada vez se incorporan nuevos elementos de apreciación para operaciones que en
el primer ciclo son no-programadas inicialmente y que cada día se van
transformando en operaciones programadas para su segundo ciclo.
[1]En
cualquier entidad que constituya una organización subyacen muchos de los
elementos que Max Weber consideró partes de las burocracias: un orden
jerárquico (órganos y personas con diferente nivel de autoridad), normas
escritas para regular el funcionamiento de las distintas unidades
organizacionales, objetivos formalizados que constituyen las metas de la
organización, atribución expresa de responsabilidades, procedimientos
formalizados para transmitir y conservar información, sistemas objetivos para
la selección de las personas que han de desempeñar los distintos puestos de
trabajo.
La
burocracia concebida por Max Weber se basa en:
La formalización (tanto de las normas como de los procedimientos)
La centralización (definición de la jerarquía y la autoridad)
Ambas
dimensiones deben interpretarse desde lo que Weber llama “la racionalidad
formal”, origen del “orden legítimo” que han de establecer las normas
jurídicas. Weber, a través de su conocida trilogía, establece que la
legitimidad puede ser “carismática” (se basa en la santidad,
heroicidad o en otras cualidades que concurren de forma especial en una
determinada persona), “tradicional” (deriva del carácter sagrado
que caracteriza a determinadas tradiciones, usos o costumbres) y “racional”
(que encuentra su fundamento en el principio de legalidad propio del
ordenamiento jurídico). Para Weber, el ejemplo máximo de racionalidad lo
constituye la “organización burocrática”.
Son
postulados de la organización burocrática:
- La eficacia y la burocracia son realidades
inseparables
- La actividad organizada se sustenta en la
aplicación de un sistema formal de reglas abstractas, que regulan las
relaciones entre los miembros de la organización en la que se realiza
- La autoridad y el poder de una persona que forma
parte de una organización deriva de los atributos que le reconozca el
orden jurídico, estando siempre vinculados al puesto y no al individuo.
- Las unidades en las que se estructura una
organización mantienen entre si relaciones jerárquicas perfectamente
definidas y delimitadas, estando las del nivel inferior bajo la dirección,
supervisión y control de las de nivel superior.
- Las ejecuciones de las funciones propias de cada
órgano requieren de competencias técnicas definidas, que han de poseer
quienes hayan de realizarlas.
- La propiedad de los medios de producción es de la
organización.
- Las decisiones y manifestaciones de voluntad de
contenido normativo han de comunicarse por escrito.
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[1]
Tomado de: http://web.usal.es/~ggdacal/Web.Weber.htm; "La
organización burocrática que postula Max Weber"